miércoles 30, abril 2025

El activismo cultural y la memoria histórica

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En la República Dominicana se está gestando un movimiento cultural diverso que, si no es documentado con el rigor que merece, corre el riesgo de ser absorbido por lo efímero y lo mediático. Artistas visuales, escritores, músicos y creadores de distintas disciplinas están produciendo obras que reflejan nuestras realidades, cuestionan nuestras estructuras y expanden los límites de nuestra identidad. Sin embargo, la falta de investigación, archivo y crítica pone en peligro la profundidad y trascendencia de este fenómeno.

Es necesario insistir en la importancia de la documentación y la investigación para que este auge no se diluya en el olvido o quede reducido a la percepción superficial de lo que impone el mercado. La memoria cultural de un país no se sostiene solo con la producción artística, sino con el ejercicio constante de pensarla, analizarla y registrarla. Sin estos procesos, la historia se convierte en un relato fragmentado, donde las voces que realmente construyen el panorama cultural quedan invisibilizadas o son sustituidas por discursos prefabricados.

En columnas anteriores, he abordado la urgencia de fortalecer los espacios de reflexión y crítica en torno al arte y la cultura en nuestro país. Hoy, insisto: no basta con celebrar el crecimiento de la escena cultural, es imprescindible generar mecanismos que permitan estudiarla con profundidad. Necesitamos archivos, catálogos, ensayos, entrevistas, análisis críticos. Se precisa que las universidades, los centros de arte y los medios especializados asuman este reto con seriedad.

De lo contrario, corremos el riesgo de que nuestro arte sea consumido de manera fugaz, sin contexto ni trascendencia. Y lo que no se piensa, lo que no se escribe, lo que no se registra, tiende a desaparecer. Como sentenciaba Cayo Tito al senado romano “Verba volant, scripta manent” o lo que es lo mismo en una traducción del latín no tan literal: “Las palabras se las lleva el viento, los escritos perduran ara siempre”. La historia cultural de la República Dominicana merece ser contada con la misma intensidad con la que está siendo creada.

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