La deportación forzada puede traer como consecuencia la escasez de la mano de obra siempre mal pagada y en poco tiempo los modernos señores feudales se verán en la necesidad de hacer más atractivos los salarios de sus servidores y se producirá una incontrolable elevación de los precios que podrían quebrar muchos imperios, porque los que rechazan las llamadas “labores pesadas” se cotizarán más caros y cobrarán como obreros especializados o funcionarios públicos.
El recién inaugurado gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos podría enfrentar una terrible crisis cuando los mejicanos e inmigrantes ilegales de otros países comiencen a imponer sus reglas o topes salariales con o sin documentos al día y en la República Dominicana experimentaremos la misma debacle con nuestros vecinos haitianos si el gran arquitecto del universo no mete su mano y se controla su actual desgracia.
No nos ilusionemos esperando que la explotación del hombre por el hombre acabe algún día. Lo que procede en la actualidad es hacerla menos cruel y más provechosa para esclavos y amos.
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